Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola INEA

INEA cumple en este periodo de 2012-2015 sus CINCUENTA AÑOS de existencia. Desde que en los años sesenta el P. Quintanilla y un grupo de emprendedores de Valladolid apostasen por la modernización en la gestión de las explotaciones agrarias… han pasado muchas cosas. Somos parte de una red amplia de Universidades, tenemos una titulación oficial de la Universidad de Valladolid, hemos participado en muchos más de 50 proyectos. Ese guarismo de los cincuenta lo hemos sobrepasado en muchos aspectos.

Lo que hemos hecho sobre todo en estos cincuenta años, y vamos a seguir haciendo, es cultivar. Nos pasamos la vida cultivando. CULTIVAMOS la dignidad del campo y del medio rural y luchamos por su desarrollo en todos los aspectos. Cultivamos relaciones humanas interpersonales basadas en el respeto y la promoción de la justicia. Cultivamos respeto a la naturaleza, al medio ambiente y a la agricultura como la profesión más digna de todos los tiempos, que dijo el poeta. Cultivamos… con paciencia y con convencimiento. Cultivamos el aprendizaje autónomo de nuestros alumnos, personas adultas que buscan aprender y tener su propio camino en la vida.

Pero sobre todo cultivamos conocimiento crítico. Es decir, siempre tratamos de estar en esa frontera inconformista que busca nuevas salidas a los nuevos problemas. Que busca un saber no de libro y sin preguntas, sino que se pregunta por el porqué de las cosas y trata de buscar la verdad en el conocimiento. Un saber comprometido con la realidad, de la que buscamos su mejor versión: respeto medioambiental, calidad y sanidad en la agricultura. Nos gustan la ciencia y el conocimiento y no nos cerramos a nada, pero no somos acríticos y no transmitimos seguidismo a nuestros estudiantes. Un conocimiento que sabe enfrentarse a los problemas, que busca y encuentra soluciones donde otros parecen no mirar. Un saber que aporte soluciones, sobre todo a aquellas personas que las necesitan para mejorar sus condiciones de vida; no investigamos, ni experimentamos, ni estudiamos ni trabajamos para el dinero, sino para las personas. Un saber que en esa búsqueda de la verdad nos haga libres, justos, dignos.